Lo conocía de nombre y por las tres coronas que le otorgó el Grupo
Nacional de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar. Entonces, ganó
la cuarta, máximo reconocimiento del Grupo… Lo felicité, y en cuanto
tuve la oportunidad visité el Patio de Chachi, singularísimo sitio
donde se mezclan sencillez y optimismo sin límites, derroche de
imaginación, amor a la pareja y al trabajo.
Ricardo Valetón (Chachi) nació en Santa Cruz de los Pinos, San
Cristóbal, el 26 de agosto de 1940. A los ocho años su familia permutó
para Mango Jobo. “Éramos ocho hermanos. Ellos cogieron su rumbo, y yo me
quedé con mi madre. Ella era muy aficionada a las flores y a los patios
limpiecitos; de ahí nace el gusto por la limpieza”.
Chachi cursó hasta noveno grado, y trabajó 37 años en la panadería de
Santa Cruz, como jefe de distribución. Después de jubilarse, comenzó a
elaborar coquitos y dulce de coco. “Tuve que regalar los primeros dulces
para darme a conocer. Al día siguiente tuve los primeros clientes, y
hoy es tan grande la demanda que apenas puedo satisfacerla. Elaboro
coquito amelcochado, coco rallado crudo y dulce de coco”.
Una cosa es elaborar estas golosinas y otra ganar coronas. Al comienzo
desconocía que podía aprovechar el coco como combustible, y acarreaba
carretas de leña. “Un día me pidieron un saco de cáscaras y no lo
recogieron. Lo metí en la candela y, cuando vi esa llama tan linda, me
dije: ‘aquí está la cosa’. Y empecé a aprovecharlo”.
Pero Ricardo concibió y materializó una idea genial. El coco seco para
combustible lo dispuso de manera que ambientara el patio de su casa
junto con los árboles que le brindan alimentos y sombra. De esta manera
creó estructuras cilíndricas, algunas terminadas en cono, las cuales
convirtieron al patio en un espacio único y original, a pesar de su
sencillez.
“Las personas me preguntan si las pilas tienen que ver con algo
japonés, si tienen entradas o son casitas de indios”, resalta Chachi. Lo
cierto es que son impactantes, imagen reforzada por sus proporciones y
el orden en el cual están dispuestas.
El Patio de Chachi es un lugar encantador. Se llega a través de un
camino limitado por cocos y, cuando penetramos en su interior, nos
sorprenden las llamativas estructuras cilíndricas y numerosas plantas
ornamentales. Allí se hace el dulce que dio fama a Chachi, y allí
también recibe la ayuda de Juana Pérez, su esposa desde hace 50 años.
“Él es el catador”, reconoce.
Hoy Chachi construye un ranchón para disfrutar con su familia, amigos y
quienes lo visiten. Algunas pilas le proporcionarán la materia prima
para el combustible que requiere transformar el coco en dulce. Otras
quedarán como testimonio de un modo muy personal de asumir la
cotidianidad, la defensa del orden y de que podemos hacer algo bello si
nos entregamos por completo a la obra.
https://artemisadiario.cu/noticias/singular-patio-chachi
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