Con “el azúcar” no se juega

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Cada 10 segundos se diagnostican dos personas con diabetes, y por cada una de estas hay cuatro casos no descubiertos. La tendencia apunta al incremento, y lo más preocupante es el número de personas que desconocen padecer la enfermedad.
Los cambios en los estilos de vida: la reducción de la actividad física, los hábitos alimentarios y comportamientos poco saludables son algunos de los factores de riesgo. De ahí la importancia de velar por nuestra salud y fomentar la cultura educativa.
Hacía un mes y medio que Cristóbal Valera sentía síntomas relacionados con la enfermedad, pero no los asoció en los primeros días. “Mi papá es diabético. Cuando visité a mi familia y les comenté cómo me sentía, me dijeron podía serlo también. Al realizarme la prueba, tenía el azúcar alta y me dirigí a un centro de salud”, cuenta el joven de 28 años.
Una vez que conoció de la existencia del Departamento de Atención y Educación al Paciente Diabético —ubicado en Bauta—, no dudó en acudir. Allí se preocupan por ayudar a cuantos llegan hasta ese sitio y brindarles las herramientas necesarias para afrontar tal condición. “Te enseñan a convivir con la enfermedad. Las clases sobre la dieta a seguir son muy provechosas”, señala.

Atención y educación
Más de 300 millones de personas viven en el mundo con este padecimiento, y se prevé que en los próximos años la cifra supere los 380, a decir de Arlene Pasin, especialista en Medicina General Integral y jefa del departamento.
En Cuba constituye la octava causa de muerte. “Es una enfermedad crónica no transmisible que afecta todo el sistema. Este trastorno endocrino metabólico se caracteriza por mantener niveles de glucosa elevados en sangre, debido a una insuficiente producción de insulina o a un aumento de esta”, agrega.
En un intento de incentivar la educación diabetológica, se crearon los centros de este tipo en el archipiélago. Desde abril de 2010 abrió sus puertas la referida instalación, que inició con un proyecto de dieta macrobiótica financiado por Italia: al estudio con pacientes diabéticos le siguió la aplicación en ese país.
Se puede recurrir a la institución y acceder al servicio mediante la remisión del Consultorio Médico de la Familia, del hospital, de las consultas de Atención integral al paciente diabético en cada municipio, o espontáneamente.
Semanalmente realizan el ingreso diurno de 15 pacientes, a quienes se dirige el curso básico de Educación Diabetológica, que consta de variados temas, desde Comprendiendo la diabetes hasta las Complicaciones. Los grupos son heterogéneos (la edad de los casos más frecuentes oscila de 45 a 60 años).
“De viernes a viernes, de 8:00 a.m. a 3:00 p.m. deben permanecer en el departamento. El primer día lo dedican al preingreso; el último, a la actividad resumen. Y, a fin de mejorar, miden el impacto de las acciones emprendidas, mediante encuestas”, asevera Pasin.

Esencial el control
No solo se trata de recibir el curso básico, sino del control de la enfermedad, por lo que durante la estancia participan en las conferencias y son evaluados por diferentes especialistas, como los de Medicina Interna, Oftalmología, Optometría, Nutrición y Podología.
Allí atienden la diabetes tipo II, que se ve mayormente en los adultos. “Varios estudios demuestran puede prevenirse mediante consejos sobre nutrición, mayor actividad física, reducción del peso y el estrés: a lo que llamamos cambios terapéuticos del estilo de vida”.
Acuden, además, los llamados pacientes prediabéticos, “personas con varios factores de riesgo asociados, que en determinado momento de sus vidas pueden desarrollar la enfermedad”.
Los municipios con mayor número de ingresos son Mariel, Artemisa y Guanajay. Existen pacientes que vuelven a pasar una semana en el centro, por el descontrol metabólico y la necesidad de aprendizaje. “Deben concientizar la enfermedad para, en función de eso, determinar la alimentación. Se trata de comer para vivir, no vivir para comer”, puntualiza Pasin.
También hay familiares que participan en el curso. Unos 10 años atrás Paulina Hernández, de 86 años, debutó con la diabetes, y desde entonces tiene tratamiento. Ahora desea operarse de una hernia y decidió atenderse en el departamento. Su nieta, Keyla Mesa le acompaña.
“Queremos orientarnos también; por eso asisto a las clases. Incluso, cuando mi abuela no puede subir las escaleras, voy sola a las conferencias y después le explico”.
Francis Figueras, de 14 años, acude junto a su papá y participa en las charlas educativas. “Es la primera vez que vengo. Me recomendaron este sitio. Necesito estabilizarme y en estos días aquí lo he logrado. Ayer me acompañó otro de mis hijos”, manifiesta Frank Figueras, el padre.
En lo que va de año han realizado más de 100 ingresos, y sobrepasaron los 3 200 pacientes atendidos en consultas.

En la consulta
Durante los últimos cinco años Mauricel Ortega, especialista en Medicina Interna, ha trabajado en la institución. Atiende a diario entre 16 y 20 personas.
“Martes y jueves son las consultas de seguimiento (cada tres o seis meses, en dependencia de las características de los pacientes) y lunes, miércoles y viernes, las de clasificación (en su mayoría nuevos pacientes, con remisión o no, y los diabéticos ya conocidos, que acuden sin turno por una descompensación o complicación)”.
Y es que resulta preciso tener total cuidado con la diabetes, pues puede traer consigo diversas complicaciones: renales, oftalmológicas, neurológicas, coronarias… Son frecuentes, además, las del pie diabético.
Cuando empezó el programa de Heberprot-P, la consulta piloto eligió por sede a este lugar. Tres veces a la semana, la Licenciada en Enfermería, María Ramona La Zaga, aplica el medicamento.
“Cursé un diplomado en el policlínico Tomás Romay, de Artemisa, y en 2014 comenzamos a aplicarlo aquí, a los casos de Bauta. En este momento tengo dos pacientes incluidos en el programa; en 2016 cerramos con 12”.
Se torna vital comprender cuánto significa nuestra salud y cómo convivir con la enfermedad. La familia desempeña un papel fundamental; en su seno se adquieren hábitos y estilos de vida que pueden durar por siempre, pero han de saber adecuarlos  cuando hay tanto en juego. Mantener el control metabólico y una buena salud está, en gran medida, en nuestras manos.