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viernes, 9 de junio de 2017

Para saber los riesgos de consumir drogas




Una droga es una sustancia que puede modificar el pensamiento, las sensaciones y las emociones de quien la consume. Ellas tienen la capacidad de cambiar el comportamiento y, a la larga, la manera de ser. Algunas drogas se consideran legales y otras, ilegales. La consideración de un tipo de droga como legal (como sucede con el alcohol o el tabaco) implica tan solo una regulación diferente de la producción y de la comercialización, y en ningún caso quiere decir que no sea peligrosa.
Según los especialistas todas las drogas comportan un riesgo y no existe consumo alguno que pueda considerarse totalmente seguro. El riesgo resulta de la combinación de tres factores: los efectos que provoca la sustancia, la manera de utilizarla (dosis, forma de administrarla, efectos que quieren obtenerse con ella) y la vulnerabilidad del consumidor.
Por eso y ante la realidad que viven muchos jóvenes y sus familias en relación con el consumo de drogas, es necesario hablar mucho sobre el tema para prevenir, informar y sensibilizar sobre este mal a los diferentes agentes sociales que son elementos clave en este problema: los jóvenes, las familias, los educadores, los profesionales de los centros de salud y la ciudadanía en general.
Las drogas destruyen y arruinan millones de vidas cada año. ¿Qué podemos hacer entonces al respecto? Es necesario incidir positivamente en la reducción del consumo de drogas en la población y sobre todo entre los jóvenes. Ya son muchos los que en edades entre 14 y 18 años comienzan a consumir alcohol y tabaco. Y algunos, aunque parezca poco probable entre nosotros, marihuana, alucinógenos, éxtasis y anfetaminas.
Los especialistas aseguran que en principio, las drogas se perciben con una imagen positiva y favorable que atrae a muchos. Sin embargo, esa cara desaparece rápidamente, y las drogas empiezan a mostrarse tal y como son: dolor, problemas, infelicidad y múltiples trastornos. Generalmente crean dependencia tanto física como psicológica y hacen vivir a quien las consume, en un mundo totalmente falso, en donde se sufre degradación física, mental, emocional y finalmente puede llegar a ocasionarle la muerte. Además las reacciones negativas afectan en diferentes aspectos de la vida de la persona y su entorno.
Pero las drogas no solo perjudican a la persona que las toma. A su alrededor muchas otros padecen sus consecuencias. Ellas interfieren en la relación con el entorno, la familia y el trabajo, y pueden llegar a comprometer seriamente el proceso de aprendizaje, especialmente en el caso de los jóvenes y adolescentes. Además, incrementan el riesgo de sufrir todo tipo de accidentes.
Por todo ello, además de las consecuencias individuales, es toda la sociedad (en mayor o menor medida) la que sufre los problemas de las drogas que son de todo orden: sanitario, económico, cultural, de inseguridad, y un largo etcétera.
No es extraño, por lo tanto, que las drogas –tanto las legales como las ilegales– supongan una preocupación colectiva ni que, para hacer frente a sus consecuencias, muchos países hayan puesto en marcha políticas de prevención y rehabilitación, con un elevado coste económico.Prevenir implica actuar para disminuir el número de personas que tienen problemas con las drogas. Y obviamente, prevenir exige anticiparse a los problemas, actuar cuanto antes. Por eso hablamos de una prevención dirigida a niños y adolescentes, en la que el papel de la familia y de la escuela es fundamental: porque son los espacios en los que prioritariamente se educa, se ayuda a crecer y a construir personalidades más seguras, más libres y más responsables. Es muy importante tener un conocimiento real de lo que son las drogas y estar convencido de sus consecuencias negativas.
Quienes sufren una adicción a menudo tienen uno o dos problemas médicos asociados, entre los que podemos mencionar: enfermedad pulmonar o cardiovascular, accidente cerebrovascular, cáncer y trastornos mentales. El diagnóstico por imágenes, las radiografías de tórax y los análisis de sangre muestran los efectos nocivos del abuso de drogas a largo plazo en todo el cuerpo. Por ejemplo, las investigaciones han demostrado que el humo de tabaco causa cáncer de boca, garganta, laringe, sangre, pulmones, estómago, páncreas, riñón, vejiga y cuello uterino. Y que el consumo prolongado de alcohol aumenta las probabilidades de sangrado de estómago o esófago, inflamación y daños en el páncreas, daño al hígado, desnutrición; cáncer de esófago, hígado, colon, cabeza y cuello, mamas y otras áreas.
Entre los efectos de las sustancias de abuso, tenemos:
Nicotina: un estimulante adictivo que se encuentra en los cigarrillos y otras formas de tabaco. El humo que estos despiden aumenta el riesgo de un consumidor de contraer cáncer, enfisema, trastornos bronquiales y enfermedades cardiovasculares. La tasa de mortalidad asociada con la adicción al tabaco es asombrosa. El consumo de tabaco acabó con la vida de aproximadamente 100 millones de personas en el siglo XX y, si las tendencias actuales de tabaquismo continúan, se ha proyectado que el total de muertes en este siglo alcanzará los mil millones.
Alcohol: su consumo puede dañar el cerebro y la mayoría de los órganos del cuerpo. Las áreas del cerebro que son especialmente vulnerables a los daños son la corteza cerebral (en gran parte responsable de nuestras funciones cerebrales superiores, que incluyen la resolución de problemas y la toma de decisiones), el hipocampo (importante para la memoria y el aprendizaje) y el cerebelo (importante para la coordinación de los movimientos).
Marihuana: es la sustancia ilegal que más se consume. Esta droga deteriora la memoria a corto plazo y el aprendizaje, la capacidad de concentración y la coordinación. También aumenta la frecuencia cardíaca, puede dañar los pulmones y aumentar el riesgo de psicosis en quienes padecen una vulnerabilidad subyacente.
Ya sabemos cuál es el impacto social, sus riesgos y sus efectos sobre la salud, pero ahora es el momento de que toda esta información se convierta en una reflexión personal.
¿Eres capaz de decidir por ti mismo si consumes o no? ¿Hasta qué punto te influyen las modas y las inercias del grupo? ¿Tienes la seguridad de que no te va a pasar nada? Respóndete a ti mismo estas preguntas con sinceridad y decide. Porque decidir significa ser responsable de tus decisiones, saber que quieres vivir y qué quieres evitar. Si no estás del todo seguro puedes consultar a los médicos que en todo nuestro país atienden y ayudan a resolver estos problemas. Decide tú.




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